Síntomas del déficit de atención-Síntomas de la dislexia

Síntomas del déficit de atención-Síntomas de la dislexia

Síntomas del déficit de atención

Si antes de los seis años aparecen al menos seis síntomas: impulsividad, no guardar el turno en el juego, perder las cosas, no organizarse, no mantenerse sentado, contestar antes de que le pregunten... entonces puede existir un déficit de atención. "Debe pasar en casa y en el colegio, porque si no podría ser un problema de adaptación", determina el neuropsicólogo José Antonio Portellano. Otras señales: que parezca que no escucha, no seguir las instrucciones, ser inconstante y olvidadizo...
Ejercicios contra el déficit de atención. Juan Narbona, neuropediatra de la clínica Universitaria de Navarra, aconseja juegos con materiales reales y participación, "en los que tengan que controlarse", para mejorar la atención. Como el Dónde está Wally, que exige escrutar atentamente una página. O los juegos de mesa, donde hay que esperar turno, observar reglas y estar centrado. José Antonio Portellano concluye: "Cuando un tratamiento psicoeducativo funciona, cambia el cerebro. Si era impulsivo y se le adiestra para que adquiera un aprendizaje verbal interno, habremos modificado la química cerebral".




Síntomas de la dislexia
De acuerdo con un informe de la Fundación Aprender, desde muy pequeño se pueden detectar ciertos síntomas: mayor habilidad manual que lingüística, hablar sin completar las frases, no saber saltar a la pata coja... Se acentúan al empezar el colegio: le cuesta memorizar las rutinas, tiene un concepto propio del tiempo, confunde la izquierda con la derecha. Hay problemas para aprender series: los días de la semana, el alfabeto. No se le da bien relatar lo que lee. Los síntomas se intensifican cuando comienzan la lectura y la escritura: dificultades para copiar de la pizarra al cuaderno, faltas de ortografía, lectura lenta, cambiar y omitir letras, saltarse renglones...
Ejercicios contra la dislexia. "Hay que hacer la lectura amable. Como encargarle leer el chiste de cada día en el periódico durante el desayuno", sugiere Juan Narbona. Se le pueden dejar mensajes escritos sobre planes del día, o encargarle los pies de fotos del álbum familiar. "Lecturas cortas que, como lluvia mansa, mejoran ese automatismo". ¡Importante! "No leer solo por la noche, a esas horas el niño está hecho unos zorros: tiene que ser por la mañana o a mediodía". Otros ejercicios tienen que ver con el lenguaje oral, manejar y construir las palabras para que se dé cuenta de cómo se forman. Comprender las sílabas y su estructura le facilitará verlo sobre el papel.

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