NIVELES PARA LA DETECCIÓN/TEA




NIVELES PARA LA DETECCIÓN

 El proceso de detección y evaluación diagnóstica, en el que están implicados tanto los servicios sanitarios como los educativos y sociales, se desarrolla en tres niveles (Filipek et al. 1999):

- Nivel 1. Vigilancia del desarrollo.

- Nivel 2. Detección específica.

- Nivel 3. Derivación a los servicios especializados para la puesta en marcha del proceso diagnóstico y programa de atención temprana.

Dentro de los servicios sanitarios, los pediatras y enfermeros/ as de pediatría de Atención Primaria, por su contacto continuado con los niños y sus familias, se encuentran en una situación idónea para la detección temprana de estos trastornos.

A continuación se expone su labor en los distintos niveles de intervención.

NIVEL 1. VIGILANCIA DEL DESARROLLO

Vigilar el desarrollo infantil, de forma rutinaria, en las revisiones de salud del niño (en la etapa de lactante, preescolar y primeros años de escolar). Esto implica:

1. CONSIDERAR ASPECTOS PRENATALES Y PERINATALES CON MAYOR RIESGO DE TEA

Existencia de un familiar directo con diagnóstico de TEA o epilepsia. Niño adoptado, con antecedentes desconocidos o de riesgo. Síndromes genéticos relacionados con TEA (Síndrome X Frágil, esclerosis tuberosa, neurofibromatosis, Síndrome de Angelman, Willians, Prader-Willi, etc.). Epilepsia.

2. CONSIDERAR LOS MOTIVOS DE PREOCUPACIÓN DE LOS FAMILIARES

Normalmente están relacionados con las alteraciones de la comunicación, especialmente la ausencia del lenguaje oral, no responder a su nombre -o parecer tener problemas de audición- y no mirar a los ojos. Estos comportamientos van acompañados de alteraciones en las relaciones sociales (falta de atención, interés o curiosidad sobre lo que se hace o se dice, relaciones poco adecuadas con otros niños de su edad y rabietas injustificadas).

3. CONTROL DEL DESARROLLO MOTOR, ADAPTATIVO Y SOCIOCOMUNICATIVO

Cuando los familiares se preocupan, tienen normalmente razón, pero la falta de preocupación no asegura la ausencia de problemas. Por tanto la vigilancia debe realizarse en todos los niños mediante alguna escala de valoración.

4. VALORAR LA PRESENCIA DE SEÑALES DE ALERTA

A los12 meses: No balbucea, no hace gestos (señalar, decir adiós con la mano).

A los 18 meses: No dice palabras sencillas.

A los 24 meses: No dice frases espontáneas de dos palabras (no ecolálicas).

Cualquier pérdida de lenguaje o habilidad social.

NIVEL 2. DETECCIÓN ESPECÍFICA

Por el momento, carecemos de biomarcadores específicos o pruebas de laboratorio o clínicas que identifiquen objetivamente estos trastornos.

Entre los diversos instrumentos recomendados para la detección específica de los TEA, el más adecuado para su aplicación en consulta de pediatría en Atención Primaria es el M-CHAT (Modified Checklist for Autism in Toddlers. Robins et al. 2001).

Este cuestionario sirve para detectar niños con alto riesgo de presentar un trastorno de la comunicación y la socialización, no para diagnosticar autismo. La versión castellana se denomina M-CHAT/ES (Anexo 1). En estos momentos se está analizando la viabilidad de un programa de cribado con el M-CHAT (“Estudio de viabilidad y costes de un programa de cribado de autismo en las áreas de salud de Salamanca y Zamora”- Consejería de Sanidad: Orden SAN/1015/2005).

El M-CHAT es uno de los instrumentos de cribado más utilizados en diversos países. Se ha desarrollado y validado en EEUU con una muestra de 2.500 niños de 2 años y presenta una sensibilidad de 0.87, una especificidad de 0.99, un valor predictivo positivo de 0.80 y un valor predictivo negativo de 0.99. Los controles realizados 2 años después demuestran que sigue siendo muy sensible y estable

NIVEL 3. DERIVACIÓN A LOS SERVICIOS ESPECIALIZADOS

Los niños considerados de riesgo se derivarán simultáneamente al Equipo de Atención Temprana del Centro Base perteneciente a su Área de Salud para la puesta en marcha del Programa de Atención Temprana y a los servicios de Atención Especializada correspondiente, para realizar el proceso diagnóstico (servicio de pediatría de referencia, neurólogo, psiquiatra-infantil...).

Es conveniente informar a las familias de que el proceso de diagnóstico implicará la participación de numerosos profesionales, lo cual mejorará la fiabilidad del diagnóstico y de las orientaciones que eventualmente se precisen.



GUÍA para la atención de niños con

Trastornos del Espectro Autista en Atención Primaria


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