El niño y la niña de 6 a 10 años
• A partir de los 6 años ya voy al colegio. Me relaciono con
otros niños y niñas y con profesores que desarrollan expectativas sobre mí y me
enseñan nuevas normas yrutinas. Algunos niños y niñas podemos estresarnos ante estas
situaciones porque tenemos que manejarnos solos, sin la supervisión y presencia
de los padres. A otros, en cambio, nos gusta conocer gente nueva y hacer cosas diferentes.
Empiezo a relacionarme con otros niños y niñas, y pido a mis padres que me
dejen pasar tiempo con mis amigos.
• En esta etapa soy muy sensible a la crítica y puedes
dañar fácilmente mi autoestima si me reprendes duramente por los fallos que
cometo. Para mí es importante saber cómo me ven los demás, que me digan
que soy “bueno/a en algo”.
• Cada niño y niña tenemos una personalidad propia y un proceso
de adaptación a la escuela particular. La falta de motivación, los problemas en
casa, la pérdida de un ser querido o el estrés, pueden influir en que tenga
poco interés por ir al cole. Es posible que si rindo poco piensen que soy vago,
pero esto puede deberse a problemas para concentrarme, a que no entienda bien las
instrucciones del profesor o a problemas de vista o audición. Yo no soy capaz
de identificar estas situaciones y necesito la ayuda de mis padres y
profesores.
¿Cómo responder adecuadamente a sus necesidades ?
Debemos estar atentos a síntomas de inseguridad en la escuela
ya que pueden provocar tristeza, apatía o rabia. Es necesario hablar con el
niño o la niña de su cotidianidad y apoyarle y motivarle con las tareas
escolares (cómo disfrutar de lo que aprenden y la importancia de la educación)
para evitar sentimientos de fracaso. Equivocarse forma parte del aprendizaje,
pero es necesario que averigües las razones por las que puede presentar un bajo
rendimiento en el cole porque pueden ser muchas: problemas para prestar atención,
de vista, de audición, de comprensión del lenguaje, de ansiedad. Cada niño o
niña posee unos rasgos de temperamento particulares que influirán en la manera
de adaptarse y responder ante nuevas situaciones. Nunca debes compararle con
otros niños o niñas y siempre debes reforzar sus esfuerzos con muestras de
cariño y elogios.
Es muy positivo que a la hora de poner normas y sanciones contemos
con su opinión, así el niño o la niña percibe que nos importa y le hacemos ser
consciente de su responsabilidad en sus actuaciones. En esta etapa comienza a
desplegar gran parte de las conductas que ha aprendido de nosotros a la hora de
resolver conflictos. Ayudarle a expresar verbalmente sus frustraciones
contribuirá a que sea capaz de autorregular sus emociones y a que disminuya el
nivel de malestar ante situaciones difíciles.
Es importante para su desarrollo que las rutinas y horarios de
sueño, higiene, ejercicio físico regular y alimentación sigan siendo estables.
Esa estabilidad sigue siendo fundamental para garantizar su adecuado desarrollo
y facilita el establecimiento de normas y la asunción progresiva de
responsabilidades por su parte.
Es una etapa ideal para transmitir valores de convivencia igualitaria
y de justicia social. Los padres y profesores podemos corregir actitudes poco
deseables o ideas prejuiciosas relacionadas con el sexo, la etnia o las discapacidades
Fuente:¿Quién te quiere a ti? - Guía para padres y madres. Save the children
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