Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH
El diagnóstico de TDAH es complicado y debe fundarse en una
evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y
tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra
infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la
observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por
los padres, los maestros, otros familiares, etc.
Es importante evaluar el nivel intelectual del niño con un
test WISC, o en niños mayores de Raven, para asegurarse de que sus problemas de
aprendizaje no se deban a un cociente intelectual bajo.
El encefalograma (EEG) solo estaría indicado en presencia de
signos focales o ante la sospecha clínica de epilepsia o trastornos
degenerativos.
En conclusión, el diagnóstico es clínico, mediante la
entrevista con los padres y el niño, evaluación de información de los
profesores, examen físico y pruebas complementarias para descartar otros
problemas. Las pruebas médicas y los exámenes psicológicos se emplean para
eliminar otras posibles causas de hiperactividad y falta de atención diferentes
del TDAH y para ayudar al diagnóstico del mismo, pero no hay pruebas
definitivas.
Para que se diagnostique el trastorno, el Manual Diagnóstico
y Estadístico de los trastornos mentales (4ª edición DSM-IV), publicado por la
Asociación Americana de Psiquiatría requiere que aparezcan seis o más síntomas
de desatención y seis o más síntomas de hiperactividad-impulsividad que hayan
persistido por lo menos durante seis meses. Los síntomas descritos han de ser
más frecuentes y graves que los observados en personas de un desarrollo
similar. Además, han de aparecer antes de los siete años y se han de presentar
al menos en dos ambientes diferentes (hogar, escuela o trabajo, etcétera).
Los síntomas no podrán ser explicados por la presencia de
otro trastorno mental ni manifestarse en el transcurso de este, aunque
frecuentemente el TDAH aparece asociado a otros problemas de la conducta como
el trastorno negativista desafiante o el trastorno disocial. No obstante, la
combinación del TDAH con estos comportamientos perturbadores suele estar
relacionado más estrechamente con las conductas antisociales de los padres, con
conflictos matrimoniales, con estrés materno, y con la comunicación negativa
entre padre e hijo.
La mayoría de las personas con TDAH tienen síntomas, tanto
de desatención como de hiperactividad-impulsividad, pero en algunas prevalece
uno u otro de estos patrones. Por ello se han desarrollado tres tipos
diferentes, que se diagnostican en función del patrón que predomine durante los
últimos 6 meses. Estos tipos son:
- Trastorno
por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado.
- Trastorno
por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio del
déficit de atención.
- Trastorno
por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predomino
hiperactivo-impulsivo.
A los tres síntomas básicos (déficit de atención,
hiperactividad e impulsividad) se le pueden asociar otros:
- Trastornos
de conducta.
- Dificultades
de aprendizaje.
- Problemas
de relación social.
- Bajo
nivel de autoestima.
- Alteraciones
emocionales.
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