Motivación Vs Voluntad, o el arte de mover montañas



Motivación Vs Voluntad, o el arte de mover montañas
Cualquier acción que iniciamos debe vencer una resistencia de tipo físico o emocional. En este artículo indico una reflexión sobre el papel que toma la motivación y la voluntad, cómo se pueden desarrollar y cual es la mejor estrategia de las dos para generar hábitos. Aviso: hay un claro vencedor.
Pongamos que son las 3 de la tarde. Acabas de disfrutar de una increíble comida y te cuesta incluso levantarte. Te acaba de venir una pesadez y pereza que convierte tu mente en una especie de niebla. Las palabras en tu vocabulario van desapareciendo como por arte de magia salvo una: siesta. Pero una voz  inoportuna te avisa que debes primero hacer algo, fregar los platos!
En este caso, si piensas en tus dos recursos para iniciar esta complicada acción: voluntad y motivación, parece que no tienes ninguno de las dos.
Finalmente te levantas del sofá y arrancas la desagradable tarea.
¿Qué te ha movido? Está claro que no ha sido la motivación (estará por debajo de cero) sino la voluntad.
La motivación es un estado emocional, un capricho del momento que por una razón quiere que en ese preciso instante tengamos energía para movernos.
Pero no siempre es así.
Hacen falta motivos muy poderosos como leer esta web o un buen libro, quizás muchos otros que tu conoces, pero en cualquier caso la motivación es algo temporal.

Esta era una acción puntual, ¿pero qué ocurre para generar un hábito?

La motivación es una variable impredecible para conseguir cambios duraderos.
Por ejemplo: si dibujamos una gráfica que representa el nivel de motivación frente a la voluntad necesaria para iniciar una acción, observaríamos lo siguiente:
Cuando estamos super motivados a hacer algo nuevo, la necesidad que se active nuestra voluntad es mínima, puede ser incluso cero la voluntad que necesitemos si nuestra motivación es muy alta.
En cambio, si nuestra motivación es muy baja necesitaremos mucho músculo de voluntad para actuar.
El problema de la motivación es que tenemos que esperar a que aparezca para que nos mueva a la acción.
Unas veces tendremos más factores externos que nos motivan y otras veces estaremos a cero. Es algo inestable, es emocional.
Imagina que quieres desarrollar el hábito de ir al gimnasio tres veces a la semana. Si dependes de estar motivado para fijar ese hábito,  ¿crees que podrás hacerlo? La respuesta es quizás si, quizás no.
Lo que es seguro es algo: será muy difícil mantener esa actividad durante más de 30 días (el tiempo mínimo necesario para crear un hábito) dependiendo solo de tu motivación.
La motivación por si sola, tampoco sirve para desarrollar un hábito. Es una fuente de energía impredecible porque está basada en cómo nos sentimos, por lo que puede variar de forma enorme de un día a otro, incluso dentro del mismo día.
Hay cientos de variables que cambian nuestra motivación: la respuesta que nos ha dado nuestro jefe, un dolor de muelas, la lluvia que no para desde hace días, las hormonas, un hecho inesperado, etc.
Los hábitos nuevos y saludables tienen la mala costumbre de ser temas para los que no es sencillo motivarnos de forma constante: correr 15 kilómetros, perder 10 kg, dejar de fumar, no ver la televisión, hacer 200 flexiones todos los días… ¿Te motiva pensar en ello? seguro que ni por asomo.
Usar la motivación para crear un hábito resulta muy complicado.
Como hemos hablado antes, si estamos muy motivados entonces es fácil acometer una tarea ya que no necesitamos hacer uso de la voluntad.
¿Pero has podido motivarte cuando tienes que presentar un informe a tu jefe y te duele la cabeza, cuando debes escribir un artículo y te mueres de sueño, o levantarte del sofá para fregar los platos?
Usando tu mente es difícil cambiar nuestra parte emocional, y la motivación es 100% emocional. Con ella dependemos del control instantáneo de las emociones para arrancar. Y eso es realmente complicado. Sobre todo a largo plazo: el necesario para crear un nuevo hábito.
La ciencia del comportamiento humano nos dice que todo lo que hacemos está iniciado por una de estas tres opciones:
  1. Motivación
  2. Voluntad
  3. Hábito
Cada nueva acción está del lado de la motivación, o de la voluntad, o una parte de ambas. Incluso puede que esté dentro de nuestra lista de hábitos y se ejecutaría al aparecer el activador que le corresponda.
La paradoja es que uno de nuestros peores hábitos consiste en creer que para conseguir algo tenemos que estar motivados.
Suena a juego de palabras, pero me explico: hay infinidad de hábitos que podríamos adquirir que no vamos a conseguir nunca por culpa de esta creencia.
Creemos que hace falta esperar a que llegue la bendita motivación para pasar a la acción.
Unas veces estaremos motivados y como hemos visto necesitaremos poca fuerza de voluntad para pasar a la acción, es como una lotería en un instante: hay poca probabilidad que la motivación se repita durante los 30 ó 60 días que necesitamos para convertir una acción en un hábito.
Pero los hábitos son patrones automáticos de conducta, y no necesitan emoción. Simplemente se activan y están programados para una rutina específica.
Hay varias ventajas potentes de la voluntad frente a la motivación:
  • La voluntad es fiable. No está sujeta a las variaciones emocionales del momento.
  • La voluntad se puede reforzar: el músculo de la voluntad se puede entrenar y desarrollar. Mientras que la motivación es aleatoria.
  • La voluntad se puede programar. No es posible hacer ningún tipo de programación con la motivación. Con la voluntad se puede programar una tarea con fecha y hora, y hacerla independientemente de estar motivados.
Igual que el poder de la voluntad se desarrolla y se puede entrenar, también hay un lado malo: la voluntad se agota, es como un depósito de agua que se vacía.
Los principales motivos que vacían la voluntad son:
  • El esfuerzo
  • La dificultad percibida
  • La percepción negativa
  • La fatiga subjetiva
  • El nivel de azúcar en sangre
Todos los comportamientos nuevos (los que no son todavía un hábito) se activan gracias a la motivación o a la voluntad.
La motivación no es fiable, no es la base para construir hábitos
Y la voluntad es fiable pero se puede agotar. También se puede ampliar su depósito de forma consciente.
Ahora ya te has levantado del sofá para lavar los platos. Ya solo te queda lo más difícil:
Convertirlo en un hábito.

Referencias:

  • Mechanisms of Self-Control Failure: Motivation and Limited Resources, University of Albany. Abstract.
  • Ego depletion. Wikipedia.  self-control or willpower draw upon a limited pool of mental resources that can be used up
FUENTE:http://desqbre.wordpress.com/

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