El decálogo de las escuelas innovadoras: lo que están haciendo 114 colegios españoles


El decálogo de las escuelas innovadoras: lo que están haciendo 114 colegios españoles

1. Reestructuración escolar genuina

Los colegios e institutos de la lista han aprovechado la autonomía escolar para transformar organizaciones, metodologías y relaciones con el alumnado. El cambio no ha venido impuesto desde las administraciones, sino que se ha producido desde abajo: “Muchas de estas escuelas son de reciente creación y ya nacieron con un grupo cohesionado de profesores alrededor de un mismo proyecto”, señala Martínez-Celorrio. Surgieron, añade, del “convencimiento por parte del profesorado de que el modelo que han seguido es insatisfactorio y se necesitaba un revulsivo”.

2. Centralidad del alumno

Es un mantra que se repite en todos los proyectos de innovación educativa: el protagonista no debe ser el profesor, sino el alumno. El profesor recuerda que uno de los problemas de nuestro sistema educativo es “la inestabilidad del profesorado y de las plantillas, hay demasiada movilidad, por lo que no se han configurado equipos afines que compartan paradigmas y modelos”. Es mucho más fácil, por lo tanto, que estos proyectos se configuren alrededor de grupos de profesores que creen en la misma idea y no a partir del “reciclaje de profesores de la vieja escuela, más acostumbrados al libro de texto, que son quienes más se resisten a estos cambios”.
Amara Berri en el País Vasco, el gallego O Pelouro o el extremeño Miralvalle son precursores de estas propuestas y modelos a imitar

3. Aprendizaje por proyectos

Martínez-Celorrio lo considera como “la metodología estrella que se ha redescubierto —es algo antiguo—, quizá la punta del iceberg”. Aunque muchos colegios jesuitas lo lleven a cabo —también algunos colegios finlandeses—, no se trata de la única propuesta que está cambiando la forma de hacer las cosas, en este caso, superando las restricciones del currículo tradicional y de los libros de texto. “Lo que caracteriza a esta oleada de cambio educativo en España es, sobre todo, la pluralidad de metodologías”, explica el profesor. “Aunque esta sea quizá la que más destaca y llame la atención del profesorado”.

4. Evaluación formativa

La Lomce obligaba, entre otras cosas, a reintroducir notas numéricas en los expedientes académicos. Muchas propuestas han rechazado este sistema intentando que la evaluación no sea una mera calificación, sino que también sirva de aprendizaje para el estudiante analizando otras cualidades. “Es fundamental porque rompe con una cultura latina muy acostumbrada a utilizar la evaluación para seleccionar, no valora el error o la equivocación como fuente de aprendizaje”, explica Martínez-Celorrio. “Es más competencial, más global y compleja, más enriquecedora”.


La consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura de Euskadi, Cristina Uriarte, visita el Amara Berri de San Sebastián. (EFE)
La consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura de Euskadi, Cristina Uriarte, visita el Amara Berri de San Sebastián. (EFE)

5. Cambio de estructura de tiempo y espacios

'Tirar los muros de las aulas' se ha convertido en casi un eslogan de estas nuevas propuestas, pero el profesor catalán recuerda que se remonta a mucho tiempo atrás, tanto a propuestas como Amara Berrien el País Vasco como otros centros como el gallego O Pelouro o el extremeño Miralvalle. “Fueron precursores de la alternativa pedagógica ya desde el tardofranquismo, algo que alimentó a los movimientos de renovación pedagógica”. Estas propuestas se han mantenido como referencia a lo largo de las décadas.

6. Diversidad de edades en las aulas

Muchos colegios rurales se vieron obligados a lo largo de las décadas a juntar en sus aulas a estudiantes de distintas edades, una característica que tienen en común con muchos de estos centros (Elon Musk también lo ha implantado en Ad Astra). Como recuerda Martínez-Celorrrio, “el de la escuela rural es un modelo de éxito que ha funcionado muy bien en España”. No es raro, por lo tanto, que representantes del Ministerio de Educación japonés visiten escuelas de Soria o Ávila. Para el profesor, es un error que la escuela sea la única institución donde no se ponen de acuerdo distintas edades; en estos centros, los mayores enseñan y ayudan a los más pequeños, lo que tiene efectos positivos.
Muchos centros tradicionales funcionan como grandes factorías, son equipamientos de 1.500 alumnos y 100 profesores

7. Implicación de profesorado y familias

Lo explicábamos hace poco: durante las últimas décadas se ha producido una progresiva separación entre docentes y padres, que desconfían mutuamente unos de otros. En los centros de la lista propuesta, no obstante, “se dan las condiciones idóneas entre unos y otros para que se trabaje juntos y los proyectos salgan adelante”. El criterio pedagógico de los padres está mucho más desarrollado, y ellos mismos son los que promueven los cambios, como ocurrió durante los años setenta, cuando se configuró una nueva escuela democrática. Hoy en día, no obstante, la cultura escolar tradicional se basa “en una separación entre familias y profesores” alentada desde la Administración.

8. Disuelven problemas de convivencia

Martínez-Celorrio explica que estas escuelas suelen ser “cálidas, con clima afectivo y emocional positivo”. Algo que, no obstante, es muy difícil de trasladar a la mayor parte de centros de España, que están configurados de forma muy diferente. “Funcionan como grandes factorías, son grandes equipamientos de 1.500 alumnos y 100 profesores que reproducen un modelo de relaciones impersonales”, explica el autor del informe. De ahí que muchas veces el 'bullying' pase desapercibido, ya que las circunstancias vitales de los alumnos son desconocidas para los encargados de su educación. Los centros analizados por Martínez-Celorrio comparten un nuevo marco, en el que se sitúa “una relación más horizontal y democrática, en la que cada uno asume su rol, lo que hace madurar al alumnado”.



9. Profesorado reflexivo

Es casi imposible imponer cambios en las costumbres del profesorado, especialmente si este se siente desmotivado e infravalorado. El autor destaca la “fuerte identidad de centro” de estos docentes organizados alrededor de un proyecto común, y recuerda el grave problema que España arrastra en la formación de sus profesores desde hace décadas: “La Logse se aprobó en 1990, se empezó a aplicar en 1996/97 y la formación del profesorado no empezó a cambiar hasta 2009/10, la primera edición del máster”, recuerda. “Fueron casi 20 años, lo que ha producido un déficit acumulado injustificable”. Tampoco es que las nuevas herramientas de formación, como el máster, hayan cambiado la situación. Martínez-Celorrio lamenta que “el máster se ha escolarizado; necesita un replanteamiento más competencial, donde se integren teoría y práctica, al estilo de las antiguas escuelas de Magisterio o el MIR”.

10. Escuela como organización abierta

Otro lema repetido por los colegios más innovadores del mundo es que el colegio no vive aislado en mitad de la sociedad, sino que es parte esencial de esta. Ya no es, por lo tanto, “una burbuja autosuficiente, con rutinas escolares heredadas y libros de texto que pretenden capturar todo el conocimiento”, en palabras del autor. La escuela debe ser el motor de cambio social y tener una gran influencia en su entorno inmediato. Como ocurre en los centros presentados en el informe. “El acto educativo no es formar para el día de mañana, sino vivir hoy, lo que obliga a replantear las metodologías y las didácticas”. ¿El objetivo? Que la escuela se convierta en un reflejo real de lo que puede ofrecer la sociedad.

Comentarios