Desaprendiendo el término NEE

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Antonio Márquez

Cuando en 1978 Mary Warnock acuña el término "Necesidades Educativas Especiales" se produce un gran avance en la Educación Especial, ya que esta denominación lleva implícita la necesidad de que los alumnos con discapacidad u otro tipo de problemas o dificultades dejasen de trabajar de manera paralela a como lo hacían los demás alumnos, e instaba a que se tomasen medidas en los centros para atender a esas dificultades de aprendizaje de estos niños y niñas.

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No obstante, aunque este modelo dio un paso de gigante en el abandono del 
etiquetaje y la clasificación según discapacidad, nunca dejó de poner el foco de
 atención en las necesidades que presentaba el niño para que éstas fuesen 
subsanadas con ayudas y apoyos adicionales que llevasen al alumno en cuestión a 
"desvencijarse" para intentar recomponerse y "parecer" uno más de los alumnos 
del sistema.
Es lo que en la legislación educativa actual se conoce como Principio de la
"Normalización"


Por tanto, lo que aprendimos de aquel "Informe Warnock" es que las
necesidades educativas especiales vienen adheridas al alumno, y el centro debe
estar alerta para descubrirlas mediante evaluaciones, pruebas, test, etc. que
pongan de manifiesto los problemas que presenta cada uno de estos alumnos.
En definitiva el "gran avance" había sido no delimitar a un alumno como alumno
 con X, sino alumno con NEE, para englobar en esta denominación a un
 número determinado de niños que presentaban problemas para el aprendizaje y
la participación.

La Respuesta Educativa

Y derivado de esto surge la expresión "respuesta educativa" que el centro debe
dar a las necesidades que demanda el alumno con NEE. Según esto, el centro 
debe conocer las NEE de sus alumnos y poner toda su maquinaria en marcha 
para responder a las mismas. Esto podría haber sido bien o mal interpretado,
sin embargo y como cabía esperar fue mal interpretado. Y fue mal
interpretado porque no se ha llegado a separar los términos Necesidad y
Problema de una forma clara y explícita.

PROBLEMA  NECESIDAD

Generalmente cuando preguntamos por las necesidades que presenta un alumno
 la respuesta suele ir en la línea de "problemas de memoria, pobre vocabulario,
escasos recursos comunicativos...".
¿Realmente es esto lo que necesita el 
niño? 
¿Necesita el niño tener escasos 
recursos
 comunicativos?


¿A que va a ser más bien que el niño 
necesita 
comunicarse 
de forma adecuada con su entorno?


Cuando los informes de Evaluación Psicopedagógica, los Censos de Alumnos
con NEE o las diferentes Aulas o Equipos Especializados se refieren a los
alumnos lo hacen atendiendo a que se trata de alumnos con NEE asociadas 
al problema tal. Este problema se analiza, estudia, se clasifica, se gradúa,
se tipifica y se , con lo cual se desvirtúa el término NEE y se convierte más en
 una expresión "políticamente correcta" para designar a un cierto tipo de
alumnos, que a una forma de trabajar en el centro para aumentar la participación
 y reducir las NEE de sus alumnos.

Pero no se está conforme con esta expresión de NEE para delimitar lo que un
alumno necesita (déficit centrado en el alumno) sino que se amplían
los calificativos para poder ofrecer unas respuestas más automáticas, 
burocráticas y diferenciadas a los
 diferentes niños con problemas en su aprendizaje. Por esta razón surge el
 término NEAE, para no mezclar chivos con cabras.
Ya con esta aclaración clasificatoria realizada podemos tener claro si las
adaptaciones que se le tienen que hacer al niño son de un tipo u otro, si
las ayuda que requieren son adecuadas a su condición o no y si los apoyos
 los hacemos en tal o cual lugar.

Mi opinión es que la denominación NEE debería haber nacido 
desprovista de la última E, que indica especial, ya que esta denominación
 según la RAE se refiere a algo que "se diferencia de lo común o particular".
Esta denominación de especial nos lleva directamente a la idea de especialista, 
especialidad. Y un especialista es el que atiende a las personas especiales.
Y un niño especial es el que está alejado de lo común y de lo ordinario.
Y desde luego está en dirección completamente opuesta a la idea de inclusión.

Tener presente las necesidades de todos y cada uno de los alumnos es
absolutamente necesario para alcanzar una escuela para todos. Puede que
algunos alumnos tengan unas necesidades menos frecuentes que otros pero
deben tenerlas a título individual.

El cambio de paradigma

Pero detrás de toda esta argumentación que vengo realizando hay un componente
entre líneas que subyace a todos los demás: ¿viene la necesidad adherida al 
niño con problemas? ¿nos hemos preguntado alguna vez dónde nace esa
 necesidad del alumno? ¿o debería decir "necesidad mutua"?

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Lo que quiero decir es que las necesidades que les atribuimos al alumno en
realidad son necesidades nacidas de una situación de conexión entre alumno
 y sociedad. Si un alumno necesita conocer y trabajar con la lectoescritura,
entiendo que es porque en el centro se le están planteando situaciones
reiteradas en las que es necesario usar esta forma de expresión. Si un alumno
necesita adquirir y usar un sistema de comunicación es porque en el centro
 se le están planteando situaciones comunicativas continuas. Y como el centro
 es un reflejo de la sociedad, todas esas necesidades que situamos en el alumno
no son más que demandas del entorno para interaccionar.

Esto debería llevarnos a pensar que la necesidad no solo la tiene el 
alumno, sino también el contexto. Si el contexto pretende que todos
 sus componentes se comuniquen entre sí, el contexto debería otorgar diferentes
formas de expresión para que cada uno de estos miembros pueda encontrar
y acomodarse con la que puede realizar. Quizás, visto de esta manera,
 la necesidad es mutua: el individuo necesita comunicarse y el contexto
necesita que el individuo se comunique. Se trata de una necesidad mutua.

Sin embargo el modelo de NEE coloca la necesidad en el alumno y pone todos
los medios en que el alumno se ajuste al modelo único que se propone,
sin darse cuenta que el modelo que propone es precisamente el que
deja fuera a ese alumno. Modelos únicos de lectura, modelos únicos
de expresión, modelos únicos de evaluación, modelos únicos de motivación.

Las Barreras al Aprendizaje y la Participación

Booth y Ainscow proponen un cambio de paradigma en el mismo sentido
que hoy lo estoy haciendo yo. En su Index For Inclusion (2000) nos
hacen una propuesta muy significativa:

En el Index, el concepto de “Necesidades Educativas Especiales” 
es sustituido por el término “barreras para el aprendizaje y
 la participación”. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y 
minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación y maximizar
 los recursos que apoyen ambos procesos. Las barreras, al igual que 
los recursos para reducirlas, se pueden encontrar en todos los aspectos
 y estructuras del sistema: dentro de los centros educativos, en la 
comunidad, en las políticas locales y nacionales. Las barreras pueden 
impedir el acceso al centro educativo o limitar la participación dentro de él. 

Desde esta perspectiva propuesta en el Index, la principal misión del centro
educativo es descubrir las propias barreras que está poniendo a las
diferentes formas de participar de todo su alumnado. Si el centro ofrece
 una amplia gama de formas de expresión, comunicación, acción y
motivación (Diseño Universal de Aprendizaje) abrirá un abanico
de posibilidades que reducirá notablemente las necesidades de
todos sus alumnos, y muy posiblemente no hablaremos de necesidades 
"especiales" sino de Barreras no resueltas.


Créditos: Guía para la Evaluación y mejora de la Educación Inclusiva. 
Universidad Autónoma de Madrid

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